En mi trabajo de productor de Santo Domingo Invita me corresponde viajar mucho conociendo rincones que en mi vida imaginaría cómo son ni dónde quedan, de la misma manera conozco al dominicano real, neto y de tierra adentro.
He tenido que aprender a someter mi alma y estado de ánimo a un ejercicio, un poco cruel en principio pero real si quiero sobrevivir, debo endurecer mi alma ante las diferencias de clases y condiciones de vida.
La pasada semana visité San Juan de la Maguana, está hermoso el pueblo, pero camino para allá me percaté que el sur está mas deprimente que nunca!. En bonao vi cómo jóvenes como yo y hasta más se dedican a la elaboración de pellizas para no delinquir y conseguir la comida, venden cemillas y canquiñas a la orilla de la carretera, algunos trabajan en minas y túneles que ni de relajo entraría.
La juventud dominicana tiene una oportunidad superficial, falsa, lo digo porque lo palpo a diario, en Miches dan deseos de llorar desde su entrada, aquellas casuchas, la gente que no tiene que hacer contrasta con las bellezas de sus playas. Porqué no hacer más?
Es mi país y lo amo pero la realidad no es para que digan que somos modelos de la economía ni aqui ni en ninguna parte del mundo por favor. Oíste Euri!.
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